10/24/2023

                                   

NÚMERO 119. AÑO XIV

Nov. 2023



IRRUMPIR CON LA BELLEZA


     La educación hoy en España es un desastre y parece que lo va a seguir siendo. No hay manera.

Es cierto que deberían encerrarse en “conclave” a pan y agua a los mejores cerebros preparados de que disponga España y obligarles a replantear el Sistema Educativo español: desde su Ministerio de Educación en la capital de la nación a la escuelita más perdida en uno de sus pueblos casi vacíos.

Cuando hubieran terminado su trabajo concienzudo y minucioso: a poner en práctica lo pensado y repensado. Se acabó la dieta a pan y agua.

Pero como quiera que esto no se hará por mil razones, algunas pausibles, entremos en una solución magna de la educación por otro portón de entrada, eficaz si los hay. Lo garantizamos. 

          


              Como quiera que para nosotros la educación necesita el humus de poesía y belleza o no es educación, irrumpamos en la reforma de la Escuela Española con ese humus.

Partamos de que una escuela que no suscite el entusiasmo, no es escuela, no educa.

El entusiasmo no se crea ex nihilo. Existe y salta a ser entusiasmo por unos valores en llama que lo encienden. El valor en llamas viste con tejidos de belleza cuanto toca.

Por contra,“en un mundo sin belleza el bien pierde su fuerza de atracción y el hombre queda perplejo y se pregunta por qué no debe más bien preferir el mal”. La grave afirmación es de Hans Urs von Baltasar.

Un fallo del mundo educativo de hoy está en su raíz, en que no cuenta con que el bonum y el verum precisan el pulchrum, la belleza. Una escuela en la que no se respira el aroma de la poesía viene a ser un recinto con ventanales, luminosas pantallas de ordenador y niños sin luz en el alma. La enseñanza de verdades sin el despliegue de la belleza hacen de la escuela un prosaico mercadillo de tenderetes.

Este mercadillo sin aliento poético dispara hoy su tedio fuera de la escuela. Sobre un mundo sin belleza ni poesía sólo puede soplar el viento de desierto del hastío y la desesperación y caer en la noche del nihilismo.

Pero, porque hay una poesía de la matemática y de la química, de la lengua y de la historia, etc., y porque un hermoso misterio invisible informa por dentro las materias propias de la escuela, la escuela tiene radical arreglo y solución.

Ensáyese, pero hágase con ganas. Entronícese la belleza, insúflese a la Escuela un aliento poético. Por esta puerta segura, irrúmpase sin más en la Escuela con la belleza, con el pulchrum.




   💥MAGISTERIO💥


💥MAGISTERIO💥





DIDÁCTICA


       DE NUESTRA ESCUELA  


En nuestra Escuela, con Juan Amós Comenio,

entendemos por Didáctica:

"el artificio fundamental para enseñar todo a todos,

enseñar con solidez, no superficialmente,

no con meras palabras"

                         

         (11) ¿PARA QUÉ EDUCAMOS?


Para la Sabiduría



Para qué educamos no está tanto en para dotar al infante, al niño o al muchacho que nos puso delante la circunstancia histórica personal, de una riqueza que le sea útil de la cuna a la sepultura, sino para ayudarle a encontrar su personalidad única e irrepetible, con la que ocupe con dignidad el lugar que le corresponde en la armonía del Universo.

No hay que engañarse. Si no le educamos nosotros, si nadie educador le ayuda en su paso de semilla a árbol que salta de la tierra y se hace fronda, desarrollo existencial (educere: “hacer salir, extraer) el niño se educará, sólo que sin el norte ideal que le viene asignado. El hombre es un ser educable por naturaleza. Su educabilidad está en su constitución. No es un puro espíritu.

El hombre se desarrolla y expande por el mero hecho de existir, porque le van rozando las horas y hasta el aire que le da en el rostro. Según interprete ese rozamiento hará que sea una u otra la marcha y el camino que tome su vida.

CUR

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC




                 

Apuntes que tomamos cuando éramos estudiantes

 de la Escuela de Magisterio (1961 y ss.)

y conservan su nervio o lo depuraron.


11 LO SAGRADO Y SU GLORIA 


La intuición de lo sagrado es una intuición cercana a la intuición estética. (Ver “Gloria. Una estética teológica” de Hans Urs von Baltasar. Ed. Encuentro. Siete volúmenes. Madrid, 1986). 

En ella se preguntaba el pensador suizo cómo es posible que los teólogos no se hayan dado cuenta de que los términos “Belleza” o “Hermosura”, con inicial mayúscula, han sido los más característicos que atribuir a Dios en la tradición del pensamiento cristiano. Sin salir de los clásicos españoles, no hay más que asomarse y leer a San Juan de la Cruz, a Fray Luis de León, al padre Nieremberg. 

Y señalando como carente y estrecho de miras al pensamiento occidental después del Racionalismo, se preguntaba qué han sabido hacer de la belleza Descartes, Kant o Hegel.

El estrechamiento de perspectivas filosóficas que hemos vivido a partir de Descartes ha repercutido mortalmente sobre la teología y la experiencia religiosa, que se han quedado en la ley, en el dogma, en la tradición y no han sabido qué hacer con lo esencial: la “Gloria” de Dios, la “Hermosura” que esa Gloria crea en Cristo y en todo hombre”. 

Efectivamente, como apunta von Baltasar, Dios es Ser, Verdad, Bien, Poderoso, pero en primer lugar  en la historia de Occidente aparece como Divina Majestad, Gloria (en hebreo Kabod y en el griego del NT Doksa), Santidad, Belleza.

                         
La teofanía de la Gloria de Dios está pidiendo una estética teológica cuyo objeto sea la Belleza de Dios que se manifiesta y revela. El hombre puede rastrearla e intuirla en las cosas y en sí mismo, donde podrá advertir y encontrar las huellas de la Divinidad que descubre dentro de él y encuentra en las cosas (”Y yéndolas mirando /  con sola su figura / vestidas las dejó / de su hermosura”, San Juan de la Cruz).

CUR

Maestro. Profesor de la Escuela de Magisterio La Salle

 Emérito UCJC


      (VII) LO QUE APRENDÍ EN LA SALLE          

     Pedagogía que me ha marcado de por vida

        

       Nos enseñaron a redactar      

Redactar, redactar, redactar


Nos repetían en La Salle lo de Eugenio d´Ors: “Redactar, redactar, redactar; del redactar provienen después privilegios y primacías”. Lo teníamos claro de oírlo repetidamente una y otra vez. Y fue mucha verdad. Mi mujer suele decir que la engañé por carta.



Contaban nuestros profesores, de tradición francesa, con el machacón trabajo de siglos de la Grammaire française y habían cultivado con mimo la composition française. Era cuestión de ponerle alas creativas a esa mecánica eficaz, de mecano, y el éxito estaba servido. Efectivamente, los alumnos de La Salle generalmente suelen sobresalir en este campo, escriben bien y con facilidad, es notable su claridad sencilla, y con frecuencia alcanzan cierta elegancia más o menos académica.

Mientras nos ejercitábamos en el aprendizaje de la redacción, nos parecía estar montando un mosaico de teselas con nombres, a los que añadir a su tiempo calificativos y, posteriormente, acciones, verbos. Nos sacaban de clase y nos hacían que mirásemos esto y lo otro: senderos, caminos, carreteras… Vueltos a clase había que escribir que el camino tenía cualidades, que era pedregoso, polvoriento, soleado, empinado… y que zigzagueaba, se tumbaba a la sombra, unía pueblos vecinos... Cada nombre, cada adjetivo, cada verbo: una tesela de un mosaico que colocar en el lugar justo.

 

De mayores, en una ocasión, estudiando magisterio, recuerdo que nos llevaron a una huerta, donde araba un labriego. De vuelta a clase tendríamos que redactar sobre lo que habríamos visto en aquella puesta de sol. Recuerdo que uno de mis compañeros escribió que no había visto nada de particular, pero que uno de los bueyes que araban le había mirado con su ojo redondo y grande al pasar…


Para rizar el rizo, en mi caso, en el segundo curso de magisterio, nos pasaron tres libros decisivos: La vida de Cristo de Papini, el libro de viajes Judíos, moros y cristianos, de Cela, y Mío Cid Campeador de Vicente Huidobro. Y un cuarto sobre didáctica de la redacción: La formación del estilo de Alonso Schökel.

Yo que escribía “barroco”, que no había por dónde cogerme, me solté con el tiempo a escribir, no se me dio mal y hasta creé con uno de mis amigos de entonces el “Sistema Redacta” que mereció un primer premio anual sobre “Investigaciones pedagógicas” en el Colegio de doctores y licenciados de Madrid.

Carlos Urdiales Recio

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC


 💥ESTILO💥       💥ESTILO💥







                         

               LA PERPETUA TENSIÓN DE NUESTRO ESTILO


"Conforme se avanza por la existencia, va uno hartándose de advertir que la mayor parte de los hombres -y de las mujeres- son incapaces de otro esfuerzo que el estrictamente impuesto como reacción a una necesidad externa. Por lo mismo, quedan aislados y como monumentalizados en nuestra experiencia los poquísimos seres que hemos conocido capaces de un esfuerzo espontáneo y lujoso. Son los hombres selectos, los nobles, los únicos activos y no sólo reactivos, para quienes vivir es una perpetua tensión, un incesante entrenamiento".

(La rebelión de las masas, ORTEGA Y GASSET)

 


EL ESTILO EN NUESTRA ESCUELA (II)


🔆El profesor con estilo de nuestra Escuela es un alquimista que con su varita de verdades encendidas toca la materia bruta de sus alumnos y la transforma en sabias perlas preciosas.

🔆Sus maestros con estilo son sastres de las palabras, que hilvanan, zurcen y cosen con los hilos de sus conocimientos el traje a medida que precisa cada estudiante de acuerdo con la talla de su futuro estilo personal.

 🔆Las clases del maestro de estilo de nuestra Escuela son cajas de sorpresas. Cada clase es un regalo que se envuelve con papel de sabiduría y se sujea con cintas del color de la elegancia. Lo normal es que el alumno curioso deshaga las lazadas, rompa el papel y lo desempaquete con sus dedos nerviosos.


🔆El rotulador o la tiza dejan sobre la pizarra surcos de estilo: caminos de entendimiento para las mentes de los estudiantes.

🔆Nuestros alumnos bailan como mariposas entorno a la lámpara encendida del estilo de su maestro. Su estilo ilumina los pasillos y rincones oscuros del saber de sus alumnos.

 

🔆Nuestra escuela por su estilo nunca será una selva. Es un jardín de ideas, de intuiciones y de altos valores.

 🔆A nuestros maestros el estilo les hace “jefes de cocina” de la educación: combinan ingredientes intelectuales y valores con sazón y maestría, para servir un banquete de ideas a los paladares que quizá sin saberlo tienen hambre de ciencias y de valoraciones.


CUR

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

 Emérito UCJC


                   NUESTRO ESTILO CLÁSICO 

 

Nos encanta el BARROCO por lo que tiene de plenitud y de totalidad, de estallido de bella pasión humana, de fiesta y de grito de triunfo (de lo divino y lo humano), de la creación entera (mineral, vegetal y animal) y del espíritu que todo lo sobrevuela, que reduce a tumultuosa unidad el Cosmos para rendirlo (en jerarquía perfecta y feliz) ante su Divina Majestad.

Pero se nos formó en buena parte en el cartesianismo francés de La Salle, en la disciplina y en el orden, en la armonía de los números concordes de toda realidad, en la CLÁSICO.

Y en cuanto clásicos, nos place aspirar a la definición que del hombre clásico, con precisión muy suya, nos da el filósofo que leemos como nuestro, Manuel García Morente:


 "El clásico es un hombre de pensamiento y sentimiento objetivos; no finge, no inventa la realidad, sino que la acata y recibe respetuosamente; el clásico no proyecta en la realidad sus propios gustos, sus propios deseos, sus propios caprichos, su propia fantasía.

 "El clásico es pensador humilde”.





 💥NUESTRO LEMA💥