127 Nuestra Europa (I)


 EUROPA,



 HOMBRE Y RAZÓN



 Advirtámoslo de primeras: nuestra Europa, la que traemos al filo del amanecer de nuestro blog AFDA no es la Europa de Bruselas y de sus políticos. A trancas y barrancas es también esa, pero, ante todo es esencialmente otra. Desde luego, lo que no es es una sombra de fondo de caverna sino que quiere ser la real, la esencial, la que palpita en el topos uranos de Platón. Si se prefiere y se ve más allá de la física, la metafísica.

Adelantemos la síntesis de lo que vamos a escribir en esta sección sobre Europa: La configuración de la Europa metafísica que hacemos nuestra, aquí y desde AFDA, se corresponde: 

 1. con el proceso de formación europea del hombre y 

  2. con su posterior despliegue racional. Las dos cosas.

De hecho, a Europa la ha edificado la razón. Es cierto que la razón también la ha perdido en ocasiones. Esto ha ocurrido cuando el habitante de Europa comenzó a abandonar su condición de europeo por estar entronizando a la razón como diosa que regía sus destinos. Pero fuera de esto hay que reconocer el formidable impulso liberador del hombre europeo que le lleva a racionalizar lo que toca.

La denostada Escolástica que brota en Euorpa en el siglo XIII es una de las grandiosas muestras y una cifra perfecta de este espíritu de la mejor y más patente Europa. Otra muestra es el Humanismo del siglo XVI que en Europa hace pasar al hombre a primera línea de todos sus afanes mentales y lo coloca en el centro de todos sus quehaceres intelectuales; todo lo ve sub specie hominis.

Hasta tal punto esto ha sido así que en Europa solo lo que es de alguna manera humano tiene peso de Historia. Dios mismo entra en la Historia humanándose. Entra a formar parte de la Historia como actor en ella haciéndose hombre.

Bartolomé Esteban Murillo, Niño Jesús dormido sobre la cruz
 Colección privada, Worcester, 1660-65 ca

Nada tiene de extraño que el Catolicismo circule a plena vena por las arterias del sistema de su realidad de europeo. Habrá que reconocer que las categorías intelectuales de la mentalidad europea venían de atrás siendo ya aptas para la captación y expresión de la buena noticia evangélica y de la cosmovisión cristiana.

Por otra parte, el hombre europeo está mejor dotado que ningún otro para el diálogo desde la razón y la libertad con su inteligencia sobre todo lo divino y lo humano, como mostraremos en sucesivos meses.


CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC 

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