128 Amanecer templario

           


 
             LA TRAICIÓN TEMPLARIA

Es sabido que la Orden del Temple, originó muchas envidias por su capacidad de organización en diferentes terrenos, no solo en el campo de batalla, sino en el panorama económico y político durante más de dos siglos. 

Lo cierto es que los traidores surgían como “setas en otoño”, tanto fuera de la Orden como dentro de la misma.


Los traidores internos: El papel de los propios miembros de la Orden


Uno de los episodios más notables fue el testimonio de algunos caballeros templarios que, bajo tortura, confesaron crímenes que nunca habían cometido. Estas “confesiones” fueron utilizadas como pruebas por las autoridades para justificar la represión de la Orden.

Uno de los traidores más conocidos fue Esquiú de Floyran, un ex miembro de la orden que, tras ser expulsado, vendió información sobre supuestos rituales secretos de los templarios al rey Felipe IV de Francia.

Sus acusaciones, aunque infundadas, sirvieron de base para que el rey iniciara la persecución de los templarios. Floyran, movido por la venganza y la codicia, se convirtió en una de las figuras clave en la caída de la Orden.

A pesar de su traición, muchos de estos caballeros no lograron escapar de las consecuencias. Aquellos que confesaron bajo tortura y traicionaron a sus hermanos templarios a menudo fueron condenados junto a ellos. La tortura era una herramienta común en los interrogatorios de la época, lo que permitía a las autoridades obtener las confesiones que necesitaban para condenar a la Orden.

Sin embargo, la historia no ha sido benévola con estos traidores, cuyos nombres han quedado marcados como símbolos de deshonra y cobardía. La lealtad a los principios y a los ideales de las órdenes caballerescas era fundamental, y aquellos que rompieron ese código de honor pagaron un alto precio, tanto en vida como en el legado histórico.

La traición contra los templarios culminó en la disolución de la Orden y la ejecución de sus líderes, incluyendo al Gran Maestre Jacques de Molay, quien fue quemado en la hoguera en 1314. Antes de morir de Molay lanzó una maldición contra el papa Clemente V y el rey Felipe IV, profetizando que ambos morirían pronto, lo cual ocurrió poco después de su ejecución.

La desaparición de los templarios no solo afectó a los caballeros, sino que también cambió el panorama político y económico de Europa.

Las tierras y bienes de la Orden fueron confiscados por la corona francesa y por otras potencias europeas, mientras que el vacío de poder dejado por su disolución fue ocupado por otras órdenes, como los Hospitalarios.

 José María Casillas Gómez

Economista     

No hay comentarios:

Publicar un comentario