128 Camilo José Cela




 RELACIONES DE GÉNERO EN LA NARRATIVA CELIANA                                                             
                                                            HETEROSEXUALIDAD 
             
                     Fidelidad e infidelidad (I)

Los investigadores parecen estar de acuerdo en concluir que entre los mamíferos, y más particularmente entre los primates sociales, no es habitual la monogamia. Su práctica, extendida en la mayor parte de las actuales comunidades humanas, obedece, según estudios psicológicos y antropológicos, más a condicionamientos sociales y religiosos que al primitivo instinto. Carlos Yela lo justifica, en su obra El amor desde la psicología social, desde la aceptación de lo que él denomina ‘mitos románticos’: la ‘media naranja’ (el emparejamiento está en gran parte predestinado), la exclusividad (sólo puede sentirse el amor romántico y pasional por una persona al mismo tiempo), la convivencia (el amor requiere estabilidad), la omnipotencia (el amor lo puede todo), la pasión eterna (el amor puede llegar a ser perdurable), la fidelidad (todos los deseos pasionales pueden ser satisfechos por una única persona), el libre albedrío (el sentimiento amoroso no puede considerarse definitivamente condicionado por factores sociales, culturales… ajenos a la propia voluntad), la equivalencia (amor y enamoramiento son equivalentes), el emparejamiento (la vida en pareja es algo natural), o los celos (son indicadores de amor verdadero).

Esta forma de relación se basa en la existencia de un vínculo exclusivo que se mantiene a lo largo del periodo de reproducción y crianza de la prole, y que en el caso de los humanos se extiende más allá de esos límites, pudiendo perdurar a lo largo de toda una vida y que, apoyado en un contrato tácito o explícito entre ambas partes, no es de carácter exclusivamente sexual sino que tiene claro componente afectivo.

Tan natural puede considerarse mantenerse fiel a ese compromiso como no hacerlo. Cuestión diferente son las consecuencias socio-económicas, morales y en algunos casos religiosas que tras la ruptura del compromiso adquirido hayan de asumir los contrayentes. Tanto la fidelidad como la infidelidad obedecen a factores complejos y a múltiples circunstancias. El amor, principal motor de la relación, se debilita con el tiempo, como ya vimos. Son entonces los valores y las creencias los que pueden sostenerla, más allá de los intereses personales de cada uno. La razón puede controlar deseos y emociones, calibrar pros y contras, ponderar causas y consecuencias, y si no consiguiera avivar el rescoldo del fuego que animó la pasión inicial, sí podrá al menos corregir desequilibrios y reconducir actitudes equivocadas.

La pertenencia a una familia y a un grupo social que valoren positivamente la fidelidad, la conciencia ética, las creencias religiosas y los condicionamientos legales pueden actuar como eficaz sostén. Sin olvidar que estos mismos factores, según tradiciones y culturas, pueden también influir en sentido contrario.

También actúan a favor de la fidelidad el temor a perder la estabilidad largo tiempo perseguida y conquistada con esfuerzo o el sentimiento de culpa ante el dolor que puede infligirse a la parte defraudada.

La sociedad ha sido siempre, por lo general, más benigna y comprensiva con las infidelidades del varón. El hecho de que en éste la excitación sexual se produzca con mayor facilidad que en la mujer y que la naturaleza parezca inducirle a una función reproductora más promiscua y menos estable, no puede representar, en una sociedad evolucionada, menor responsabilidad. El cambio social en este sentido, como en todos aquellos que hacen referencia a la igualdad de derechos de ambos géneros, es evidente.

Existen grados de infidelidad, de muy distinta repercusión, que van desde la fantasía erótica al adulterio, ocasional o mantenido, pasando por la propuesta, el cortejo, los devaneos amorosos y los juegos de seducción con la persona equivocada.

El proceso de ruptura puede resultar reversible, aunque difícilmente se recuperará la confianza en la lealtad, base fundamental de la convivencia.

En siguientes entregas de nuestro blog, en el análisis sobre fidelidad e infidelidad, recogeremos reflexiones y situaciones protagonizadas por los distintos personajes, referidas a la fidelidad e infidelidad, a los motivos de ésta, a sus manifestaciones y a las consecuencias que, de manera inmediata o a medio y largo plazo, tienen sobre la estabilidad y continuidad de la pareja.


                                 ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO

         Maestro. Doctor en Ciencias de la Educación

y estudioso de Cela. Emérito UCJC

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