128 Magisterio. Educación Física



 Los métodos fraccionados 


                 de mejora de la resistencia



Los métodos fraccionados pueden ser tanto para la resistencia aeróbica como para la anaeróbica. Se dividen en tres grandes apartados: interválico, de repeticiones y modelado. Existe una línea teórica que diferencia los métodos fraccionados de los interválicos. Nosotros, siguiendo a García Manso et alii agrupamos todos ellos en el término fraccionados; y desde ahí, establecemos las clasificaciones.

Para la organización del trabajo de los métodos fraccionados deberán tenerse en cuenta siempre los siguientes factores:

            • Duración del estímulo o carga
            • Intensidad a la que se ejecuta el trabajo
            • Repeticiones: número de ellas
            • Tiempo de duración de la pausa o intervalo entre dos estímulos
            • Acción que se realiza durante la pausa

Teniendo en cuenta estos factores pueden efectuarse multitud de combinaciones de manera que sólo con alterar uno de ellos se modifica el tipo de trabajo. Como técnica memorística deberemos formar un acrónimo con las iniciales de los cinco factores enumerados: D.I.R.T.A.

Podemos añadir también, para mayor aclaración la “M” de la mejora que pretendemos obtener. Tendríamos entonces la palabra DIRTAM. Acrónimo que deberíamos aplicar para planificar un entrenamiento según los métodos fraccionados.

Y tendremos en cuenta que para afrontar este tipo de entrenamientos hemos de estar “limpios” de dolencias. Algún dolor articular o muscular, aunque sea pequeño, podría agravarse con este trabajo puesto que es bastante exigente para el aparato locomotor.

                                                                                  

El método interválico, creado por el cardiólogo alemán Hans Reindell y aplicado por el profesor de la universidad de Friburgo Waldemar Gerschel en la década de los años treinta es, fundamentalmente, para el entrenamiento de la resistencia aeróbica puesto que la alternancia de trabajo y reposo logró aumentar el volumen del corazón y, con ello, la capacidad de enviar sangre a los músculos. Para que se produzcan estos cambios fisiológicos, los tiempos de las pausas o intervalos son incompletos –el individuo debe iniciar el siguiente estímulo antes de su completa recuperación–. La pausa favorece que se produzcan los procesos de adaptación del organismo para la mejora de la resistencia. Y la intensidad del esfuerzo nunca deberá ser máxima.

La duración de la carrera o estímulo de esfuerzo del método interválico, puede ser, según la distancia recorrida, corto, mediano o largo. El método interválico corto es el más adecuado para los corredores populares. Puede ir desde los 60-100m hasta los 150. Lo aconsejable es no superar los 25”-30” aproximadamente. La cuestión es no entrar en régimen de resistencia anaeróbica láctica, desaconsejable para trabajarla de manera sistemática en este nivel de corredores populares.

Series de mayor distancia y, por lo tanto, más prolongadas en el tiempo, resultan agresivas para el organismo por su alto grado de producción de ácido láctico; y no deben realizarse de manera sistemática. Pueden hacerse algunas de manera puntual, pero como apunta el 4º punto de la ley de Arnodt-Schultz, “pueden realizarse siempre y cuando no se repitan con demasiada frecuencia”.

Y hemos de advertir que últimamente, en la literatura específica, se utiliza el concepto intervalo como el estímulo, carga o distancia a correr. Pero hemos de tener en cuenta que el intervalo es la pausa, no el estímulo. El nombre de este método surge como una manera de diferenciarlo del entrenamiento de carrera continua porque se producen pausas o intervalos en su desarrollo. En este trabajo mantenemos el sentido original del término.



Francisco Sáez Pastor
Universidad de Vigo

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