128 Magisterio. Filosofar, ¿qué es?

 


               
            
Platón y el diálogo


Filosofar es buscar la pregunta pertinente



Uno de los problemas de los que se ocupa la filosofía, quizá el más central de todos, es el relativo a la esencia de la misma. ¿Qué hace un filósofo? Escribe. La filosofía, en la actualidad, se transmite a través de artículos y libros. La filosofía está en los libros, se dice. Sin embargo, esta idea común en la actualidad contradice a la idea de la filosofía que tenían los clásicos. El mejor representante de ello es Platón, cuyos diálogos son la mejor expresión de su rechazo de la escritura como vehículo de la filosofía.

Sabemos que Platón dedicó su obra a hablar de su maestro, Sócrates. Este ateniense se dedicaba a deambular por la polis con el fin de encontrar a la persona que le pudiese enseñar sabiduría (sofía, en griego). La fama de Sócrates venía a cuenta de su insistencia en las preguntas, que encerraban a aquellos que más se presentaban como sabios. Esto es palpable en todos los diálogos de Platón: parece que Sócrates tiene una especie de obsesión impertinente por volver hacia la pregunta inicial, cuando más parece que el diálogo va a dar respuestas. Esta característica, muchas veces tomada como un recurso literario de Platón que ocuparía un papel secundario, es, precisamente, la respuesta a la pregunta sobre lo que la filosofía es.

 

                               

Sócrates nos recuerda en los diálogos que élno sabe. Quiere llenarse con sabiduría, pero sus preguntas demuestran que todos son tan ignorantes como él, y si en algo se diferencia del resto es que él es consciente de su ignorancia. Ese es el espíritu del filósofo: se trata de aquel que conoce su ignorancia, que por ello tiene el deseo de sabiduría, pero un deseo nunca colmado, nunca saciado, porque ninguna respuesta agota a la pregunta. En el Banquete, Sócrates llega a decir que aquel que tiene alma de filósofo es un daimón (δαίμων): un ser angelical (pues el demonio es un ángel caído), que vive entre lo finito y lo infinito, entre la pobreza y la riqueza espiritual, que ama la sabiduría porque no la posee.

Y ahí se encuentra la razón de Platón por el diálogo: la filosofía no es doctrina, un es un contenido temático, no es un conjunto de proposiciones que puedas aprender de pe a pa. Es una actitud, a veces demoníaca, a veces angelical, que más que amar las respuestas, ama a las preguntas mismas.

Sócrates vuelve a la pregunta porque su objetivo no son las respuestas: hacer filosofía es volver a preguntarnos si estamos haciendo la pregunta correcta; filosofar es buscar la pregunta pertinente.

Nicky Arnell León

Estudiante de Filosofía

Universidad de Málaga


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