128 Nuestra Europa (II) I

 


     

      
                 
¿QUÉ EUROPA?                                                                             


Preguntamos por lo que de sobra sabemos, pero nos volvemos a preguntar, porque de una u otra manera se nos tambalea en el espacio firme de la mente lo que Europa sea o es.

Necesitamos que se nos diga qué es Europa. Nos urge la respuesta porque a ella nos es preciso atenernos. Preguntamos por su esencia si es que la tiene o si alguna vez la tuvo- porque sentimos que se nos está escapando de las manos, que nos huye, o que quizá estamos nosotros huyendo de ella. Se nos va. Nos horroriza constatar que sin Europa nos estamos desfondando, que no vamos a saber vivir.

Suponemos que la respuesta no es fácil. ¿Qué es Europa?


Rapto de Europa.Tiziano

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Hasta hoy, pensábamos que Europa es un civilización y una cultura. Si como europeos preguntamos qué es Europa, es porque no estamos dispuestos a permitir que Europa desaparezca. De desaparecer, desaparecemos nosotros como europeos; y desparecidos los europeos como categoría humana, los hombres que queden sobre su suelo geográfico, si quedan, apenas si podrán merecer el título de hombres.

Algo tenemos claro y es que el logos de Europa parte del conocimiento del hombre desde las raíces de sus naturales y sobrenaturales aspiraciones. Busca el europeo, sépalo o lo ignore, sobre la tierra que pisan sus plantas, una semilla de luz que lo aclare y lo defina.

En lo que es y en lo que aspira a ser, sobre todo en lo que es su devenir como persona. Por eso la tarea que lo define ha consistido através de la Historia en un afán liberador. Se lanzó siempre en todo cuanto hizo, también de manera consciente o inconsciente, a la conquista de su libertad. La condición de hombre libre es el gran ideal del culto griego. De Grecia hereda Roma la conciencia de libertad. Roma se lanza a la conquista del mundo para imponerle un orden y una paz libres. El derecho romano no es otra cosa que la expresión formal de la libertad del hombre.

La fuerza poderosa para la consecución de la libertad personal en plenitud vino a infundirla a Europa el Cristianismo. Sin la luz del Cristianismo los empeños civilizadores del Imperio romano eran meras espadas sin arcángles que las blandieran. El Cristianismo cumple la idea de Imperio en una dimensión insospechada para los romanos.         

 

CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC

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