129 El Universo y el hombre

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         Apolo 14

 2. Jugando al golf en la Luna

Una vez que el módulo lunar, Antares, de la misión Apolo 14, se había posado en la zona llamada Fra Mauro de la Luna, el 5 de febrero a las 9 h 18´, tiempo universal (UTC), los astronautas Alan Shepard y Edgar Mitchell se prepararon para salir a la superficie de nuestro satélite natural. Orbitando, quedaba Stuart Roosa en el módulo de mando, Kitty Hawk.

Roosa, Shepard, Mitchell

Estuvieron en la superficie de la Luna 33 horas y 30 minutos; de ese tiempo, 9 horas y 22 minutos los dedicaron a la exploración lunar fuera del módulo, que incluyó dos paseos lunares –o mejor dicho, caminatas–. Llegaron a recorrer en total más de cuatro kilómetros; la mayor distancia hasta entonces. La primera caminata lunar se inició seis horas después del alunizaje, y duró más de cuatro horas y media.

El traje de Shepard para el paseo lunar fue el primero en utilizar rayas rojas en piernas, brazos y casco. Así se evitaban confusiones entre los dos astronautas, algo que sí había sucedido en la misión del Apolo 12. Esta característica del traje del comandante de la misión, se utilizaría ya en las siguientes misiones Apolo y en las de los paseos espaciales del transbordador espacial y en la Estación espacial internacional.

En el primer paseo, continuaron con exploraciones científicas, ya iniciadas en anteriores misiones y conocidas como Paquete de experimentos de superficie lunar (ALSEP). Uno de estos experimentos consistió en disparar granadas con un mortero para medir la actividad sísmica. También incluyeron en este viaje un carrito plegable de dos ruedas, llamado MET; aunque este medio de transporte no terminó de convencer a los astronautas puesto que a veces se hundía en el regolito (capa de materiales no consolidados que descansan sobre roca sólida de la Luna), y había que levantarlo; otras veces tenían que tirar los dos astronautas de él, o rebotaba y se caían objetos, con lo cual, uno de ellos debía ir detrás recogiéndolos.

                             

Golf en la Luna. Alan Shepard

Estación científica

                    En la segunda salida, siguieron con los experimentos programados. Entre ellos estaba la recogida de rocas; recolectaron más de 42 kilos de muestras lunares. Una, la roca Big Bertha de 9 kilos, se llegó a la conclusión de que –después de posteriores análisis de su composición– tenía una edad de cuatro mil millones de años y ¡¡se había formado en la Tierra!! Había sido expulsada de nuestro planeta por el impacto de un meteorito. Es, pues, la roca más antigua conocida de la Tierra.

Pero lo más sorprendente y espectacular de esta salida fue al final de la misma. Alan Shepart había traído una cabeza de palo de golf y un par de pelotas. La cabeza la adaptó a un mango de herramienta de excavación y golpeo las bolas. La distancia estimada había sido de más de trescientos metros. Mitchell también participó en esa sesión deportiva: lanzó un mango del experimento de viento solar a modo de jabalina.

Como remate de la estancia en la superficie lunar, se plantó una bandera de Estados Unidos y se dejó una placa conmemorativa en una de las patas del módulo lunar. La misión en la Luna había concluido. Ya sólo quedaba volver a la Tierra sanos y salvos. Pero aún les quedaba una tarea de carácter científico: durante el viaje de regreso, realizaron los primeros experimentos de procesamiento de materiales de EE.UU. en el espacio.

                                       

       1. Carrito y bandera Apolo 14   2. Placa para el módulo Luna  3. Experimentos. Viaje de regreso

                     

 

 

 

Esta misión había sido la más precisa de todas las del programa Apolo pues habían alunizado a 53 metros del punto marcado, y amerizaron en el Pacífico sur a tan solo un kilómetro del lugar previsto, a 1.400 km al sur de la Samoa americana. La cápsula fue recuperada por el barco USS New Orleans. Fueron trasladados en diferentes vuelos hasta Honolulu para cumplir la cuarentena que, por cierto, fueron los últimos exploradores lunares en cumplirla.

 

Otro legado de aquel viaje, que aún pervive, se mantiene en forma de árboles. Stuart Roosa, que en su juventud había trabajado en silvicultura, llevó en el vuelo lunar unas 500 semillas de árboles. Viajaron en el módulo lunar dentro de una cápsula del tamaño de una lata de conservas. Ya en la Tierra, y una vez germinadas, se plantaron en diferentes lugares de Estados Unidos y de otros lugares de la Tierra como árboles conmemorativos de la Luna.

El Eco de Canarias

La misión había sido un éxito. Gracias a la pericia y alta preparación de los astronautas y sus equipos desde la Tierra, fueron capaces de solventar a tiempo los problemas que se les presentaron, los cuales quedaron relegados cara a la opinión pública, no así para los responsables de las siguientes misiones que tomaron buena nota para evitar que se repitiesen. Además, tuvieron suerte.

Una última curiosidad: durante el despegue del Apolo 14, en el Centro espacial Kennedy, estuvieron presentes, como invitados de honor, junto al vicepresidente de Estados Unidos Spiro Agnesw, los entonces Príncipes de España, don Juan Carlos y doña Sofía. 

                                                                                     Francisco Sáez Pastor 

                                                                                              Universidad de Vigo

La roca más antigua, formada en la Tierra