129 Magisterio. Lo que aprendí en el SEK


    Lo que aprendí en el SEK, 

como pedagogía perenne (III)


Muestras sueltas


3.  Que el Colegio es un "foco de cultura" en medio de la Sociedad
  

Una de dos, o la Escuela que lo es de verdad va al corazón intelectual de la Sociedad o la Sociedad culta se cuela en la Escuela verdadera Escuela. Si queríamos que nuestro Kostka fuera un “foco del cultura”, un camino seguro era este. Había que recorrerlo.

Lo recorrimos en Lengua y Literatura, por de pronto. También en otras áreas. No nos bastaba con aprender las cuatro cosas que mientan los libros de texto y darlas por sabidas. Había, por ejemplo, que traerse a clase al mismísimo Gerardo Diego: a escucharle y a acribillarle a preguntas sobre su obra y sobre la de su “Grupo del 27”, que él prefería decir a decir “Generación del 27”. Una semana de preparación empleamos en zambullirnos en su obra y en preparar trabajos que él pudiera verlos y examinarlos. Los teníamos a punto, convenientemente presentados alrededor de la clase en la que él nos iba a dedicar una mañana entera. Que recuerde, le preguntamos mil cosas distantes unas de otras: si era cierto que como afirmó Dámaso Alonso “la generación de la Dictadura” o de los “nietos del 98” “no se alzaron contra nada”. Qué como era que le gustase tanto la música y los toros, que qué opinaba de los otros catedráticos poetas del 27, de Pedro Salinas, de Jorge Guillén y de Dámaso Alonso, que qué le debía al Duero de Soria, que cómo había logrado el prodigio de los sonetos de “Alondra de verdad”, que qué poema de los suyos era su preferido, que si se nace poeta, etc. etc.


Al terminar aquella mañana de gloria nos quedaba en la clase clavado como un ciprés el “enhiesto surtidor de sombra y sueño” de su nombre y el de su Generación, Edad de Plata de la literatura española. En adelante nuestra aula llevaría con orgullo y hecha semilla para siempre el nombre de “Aula de Gerardo Diego”.
 

Y esto pasó en letras con Buero Vallejo, con Federico Muelas y con Dámaso Alonso, que recordemos. Otros podrán recordar el paso por el Colegio de figuras del pensamiento y de las letras o informarnos sobre lo que se hizo en ciencias y en oras disciplinas.


El Colegio había abierto un “Aula de Cultura” para padres, amigos, intelectuales y quien quisiera acercarse a determinada altura intelectual. La dirigía don José Aldomar, un ilustre de la Institución Libre de Enseñanza que tenía muy buenos contactos con la intelectualidad del momento, que no era manca. Por ella desfilaron más de 300 personalidades. Aquello era un lujo. El Colegio tenía un Aula de Cultura y el Aula de Cultura, Colegio. Entre otros, autoridades y especialistas del pensamiento, del arte, de las letras y las ciencias, del deporte y de la música, del periodismo y de la medicina, de la gastronomía y del mundo naturalista…: Laín Entralgo, Julián Marías, Muñoz Alonso, Azcárate, Avellanas, Pinillos, Yela, de la Cuadra Salcedo, Campmany, Pedro Duque, Rosales, Carmen Iglesias, Vicente Ferrer, Rodríguez de la Fuente, Fisac, Enrique Rojas… 

Por uno y otro camino estábamos logrando que Colegio fuera un auténtico “foco de cultura” en llamas. 

CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC

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