130 Magisterio: Lo que aprendí del SEK


    
  Lo que      aprendí

 en el SEK, 


como pedagogía perenne (IV)

Muestras sueltas


                4.   El empeño en la obra perfecta
  


No nos eran ajenos los aforismos de Eugenio d´ Ors. Habíamos leído uno de sus más interesantes en el monumento que se le levantó frente al Museo del Prado, en Madrid, el de sus tres horas, y lo habíamos hecho nuestro:


"Todo pasa. Pasan pompas y vanidades. Pasa la nombradía como la oscuridad. Nada quedará en fin de cuentas. De lo que hoy es la dulzura o el dolor de tus horas, su fatiga o su satisfacción. Una sola cosa te será contada y es TU OBRA BIEN HECHA
.

Sabíamos por los santos evangelios lo de quien asentó su casa sobre cimientos de roca no sobre arena, que a la hora de la crecida rompió el río contra ella y no se tambaleó porque estaba bien construida.

En Educación no nos bastaba con aspirar al ideal. No nos habríamos de contentar con suscitar nuestro deseo y mejor actitud (arena). Era preciso construir con hechos (roca) de principio a fin: obra perfecta, la única que nos sería contada.

Esto, en las grandes arterias pedagógicas y en las de los vasos capilares del detalle chico.

Al estilo SEK le eran naturales los horizontes plenos de sol y promesa, le nacían de suyo, eran su pleno día. El esfuerzo nuestro estaba en su aplicación al detalle, en la pulcritud en lo nimio, en lo acostumbrado y habitual, en el minuto que precede al minuto que se le sigue, en las miguitas de pan que picotean los pajarillos a su paso.


Así inventamos las Normas de obligado cumplimiento: En todo escrito: nombre y apellidos, fecha, centro escolar, márgenes a izquierda y derecha, arriba y abajo, tachaduras a regla, borradores previos, numerar las páginas (en la última añadir una y -y 7, p.e.-), uso de plantillas para no torcerse al escribir a mano, comas y puntuación a tiempo, caligrafía, ortografía, corrección gramatical Lo demás, fuera de los escritos, a ese aire: ponerse en pie a la llegada del profesor, sentarse a su indicación saludar, sonreír jugar deportivamente levantar el brazo para pedir la palabra no distraerse con una mosca... ayudar al vecino cumplir con esmero con el cargo que a cada uno pudiera tener asignado en clase Era la cortesía fácil y normal y la exigencia de pulcritud en todo, desde el detalle hacia arriba, que todo lo iba a impregnar desde los vasos capilares al corazón. Hegel hablaba de que podía construir toda su metafísica partiendo de la punta de su lápiz. Algo así, nosotros, desde el detalle bien cuidado. El agua bendita por la que se empieza mojando los dedos y que termina en la fe plena, que decía Unamuno.

Esto me lo había enseñado ya La Salle, pero en el SEK tomó nueva fuerza, un afianzamiento que hoy me parece un aprendizaje que le debo al SEK y en él sigo por su excelencia: sé que me será contada solo la obra bien hecha de que nos habló Xenius.

 

CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC

 

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