DE UN HIMNO DE SAN EFRÉN
EL SIRIO SOBRE LA NATIVIDAD
(V)
A lo mejor, si queremos revitalizar el concepto de Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo en este rincón del Universo, nos queda un recurso nada fácil para occidentales, pero a mano y muy valioso: asomarnos al mundo oriental, contemplativo, intuitivo, personalizante (el sirio de San Efrén, por ejemplo) y volver a libros como la Didajé o a documentos, oraciones, himnos y liturgias de los primeros siglos del Cristianismo. Cuando la huella de lo vivido y vivo aún estaba reciente y conservaba aún el calor de su maravilla humana y divina.
Entresacamos unas estrofas de uno de los himnos de San Efrén, en este caso sobre la Natividad, el IV (1). Nos acerca en él a Jesús niño, a su Madre y al ambiente de Nazaret. Quizá nos falta hoy esto, que nos acercaría su inefable realidad de Misterio.
María pudo tejerle una túnica y vestirle,
porque él se había despojado de su gloria.
Pudo tomarle las medidas para tejerla,
porque él había reducido su magnitud. (188)
Le veían por las calles
como a un niño,
mientras moraba en él
el Amor que ama todas las cosas. (195)
En el mundo visible
le rodeaban los niños por la calle;
pero en el invisible
le rodeaban con temor los ángeles. (196)
Disfrutaba entre los niños,
como un crío pequeño;
pero era temido entre los ángeles,
como un soberano. (197)
(1) Texto de San Efrén: gentileza de Francisco Javier Martínez Fernández, arzobispo emérito de Granada, que nos lo tradujo directamente del siriaco.



No hay comentarios:
Publicar un comentario