He oído críticas parecidas a estas que escribo a continuación y con las que estoy de acuerdo. Muchos domingos, en la misa que televisa la TVE2, se cantan canciones que me desagradan profundamente. Esto se puede extender a las misas dominicales que se dicen en muchas iglesias españolas. He dicho que se canta, pero esto es sólo un decir en una época como la nuestra en la que impera un gusto musical chabacano y superficial, del que la Iglesia, a veces, hace gala.
Vemos la presencia en un espacio sagrado -el templo-, de las insoportables estudiantinas -y a veces de los escandalosos mariachis- para no hablar de los “espontáneos” que a la menor provocación tañen unas guitarras con acompañamientos monótonos.
¿Dónde está el órgano, ese instrumento “sagrado” de la Iglesia? Cantan -es un decir, pues sus voces no tienen modulación- junto al canto “marcial” de Entrada, un alegre y movido Aleluya, un “sentido” Ofertorio o un bullanguero Sanctus. Con música como esta y con su interpretación el más pintado pierde su religiosidad – y su dignidad-.
No me cabe la menor duda -como alguien dijo- de que durante el tiempo que suena esta música, Dios, con todo su séquito se salen del templo.
AUXENCIO MUÑOZ ACEBES
Maestro. Catedrático de Lengua y Literatura
Organista


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