132 Oído a los clásicos

 

             TODO SIGUE ESTANDO EN LOS CLÁSICOS

 

Moriamur et in media arma ruamus


                                                       Muramos con las armas en la mano

                                                               (¡Muramos! Echémonos en medio del combate)


Eneida, II, 353


En la Eneida

De noche empieza la definitiva caída de Troya. Sinón libera a los griegos encerrados en el caballo y abre las puertas de Troya.

Los troyanos, dominados por el sueño, son presa fácil. Eneas también descansa.

Se le aparece Héctor: “Heu, fuge, hijo de la diosa, ponte a salvo de las llamas”.

Eneas, sin embargo, se apresta al combate y arenga a los suyos:

"La única salvación para los vencidos es no esperar salvación alguna. 

Muramos con las armas en la mano:

"Una salus victis nullam sperare salutem:

moriamur et in media armas ruamus”.


En el Evangelio

Desde que apareció Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan….

¿Mas a quién diré que es semejante esta generación?

Es semejante a los muchachos que están sentados en la plaza, y gritando a sus iguales, dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; lloramos y no plañisteis.

Mt 11, 11-17

San Jerónimo

Violentos, “porque han de hacerse una gran fuerza, los que habiendo nacido sobre la tierra, aspiran a las cosas del cielo, debiendo trabajar con el mayor empeño para adquirir por fuerza y virtud, lo que no poseen por naturaleza”.


Violencia, última ratio

Perpetuamente el hombre ha acudido a la violencia: unas veces este recurso era simplemente un crimen, y no nos interesa. Pero otras era la violencia el medio a que recurría el que había agotado antes todos los demás para defender la razón y la justicia que creía tener. Será muy lamentable que la condición humana lleve una y otra vez a esta forma de violencia, pero es innegable que ella significa el mayor homenaje a la razón y a la justicia. Como que no es tal violencia otra cosa que la razón exasperada. La fuerza era, en efecto, la última ratio. Un poco estúpidamente ha solido entenderse con ironía esta expresión que declara muy bien el previo rendimiento de la fuerza a las normas racionales. La civilización no es otra cosa que el ensayo de reducir la fuerza a última ratio.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas, Austral, p. 91.


Violencia y bien común

Violencia: empleo de la fuerza como argumento válido, eficaz e hipotéticamente justo, para repeler una agresión de igual naturaleza o para defender unos derechos, unos valores o unas verdades de rango supremo, amenazadas cuando otras instancias pacíficas resultan ineficaces, inválidas o están contraindicadas en la contienda.

"La suprema virtud es la caridad y el amor al prójimo. Este amor y el bien común son los criterios determinantes de la licitud o ilicitud de la violencia. Estigmatizarla como pecado nefando o canonizarla como solución ordinaria adolecen del mismo defecto capital: considerarla sin medir su relación con el bien común...” (Summa Theologica, 2,2, q 42 a 1).

Adolfo Muñoz Alonso, Un pensador para un pueblo, Ed. Almenara.


Moriamur et in media arma ruamus


CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Lengua y literatura. Emérito UCJC

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