133 Al filo del alba

Te diré:

ME ESTOY QUEDANDO A SOLAS


Apuleyo, amigo mío, Apuleyo,

amigo del alma, flor de juglares,

a ti que el Cielo regaló la magia de los versos

cántanos la soledad que nos aprieta y ahoga,

que no sabemos decírnosla, ni siquiera.


Te diré:

Me estoy quedando a solas.


Me estoy quedando a solas

con mis viejos recuerdos y con aquel niño

al que enseñaron

con frecuencia a pedir peras al olmo

y obtenerlas, sin más que sus zancadas

y levantar los brazos y cogerlas.

Me estoy quedando a solas

con los muertos en paz.

Me estoy quedando a solas

con el poso de un vino recordado,

educador en mis lejanos días

con el método antiguo de dar la mano

a quien ni me la pide.


Me estoy quedando a solas,

capitán de un ejército de mieles y grosellas

como en la Escuela aquella de tus amores

y los míos,

labrador de una tierra requemada

con hogueras de ausencias

que nos escuecen y nos huyen.


Me estoy quedando a solas

Se me adelgaza el verbo del aguante

y se me olvida el himno

de los días azules, cuando el andar era cielo

y mi “yo” capitán era de tordos y cañadas.

tan solo hombre, como Dios me hizo.


Me estoy quedando a solas,

lo mismo que los viejos almirantes,

que dejaron sus barcos y su mar

y se han quedado soñando en la bahía del recuerdo,

hombres de gozo en pecho, bravos antaño,

hombres de Dios, los hombres de mi tierra,

solos, lejísimos y ausentes ya de mi existencia.


     CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Lengua y literatura. Emérito UCJ


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                  ARCO IRIS


Con el sol y la lluvia, nació en el horizonte el arco iris:

rojo, amarillo, verde, azul, lila, violeta…

Mil tonos diferentes se funden en el cielo;

ni sobran ni se estorban, pues todos al unísono nacieron.


Así en el corazón se abrieron los poemas.

Verso a verso, surgieron las palabras,

y en mágica corola se fundieron, cual pétalos de flor.


En ocasiones resulta inevitable

que al arco luminoso lo enturbien la presencia de las nubes.

Tampoco es de extrañar que a veces la hojarasca

movida por el viento se vierta en el parterre de las flores. Seguirá el jardinero

atento al resultado de su empeño,

y ajeno a sus errores, disfrutará del fruto de sus sueños,

advirtiendo tan solo los colores.

ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO

Maestro. Doctor en Ciencias de la Educación

Emérito UCJC

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CRISTOS DE PASIÓN Y MUERTE



Cristos de Velázquez, de Berruguete y de Murillo


Cristos de La Roldana, de José Ribera y Zurbarán

Cristos a machamartillo

Cristos de Miguel de Unamuno y de Josemaría Pemán 

Cristos de Gregorio Fernández, de Goya y de Dalí


Cristos en la pintura, en la escultura y la escritura

Cristos en las viviendas y en las sepulturas

Cristos de frente y de perfil.


Cristos de Tiziano, Pompeo Leoni y Benvenuto Cellini

Cristos grandes y Cristos mini

Cristos antiguos, Cristos medievales, Cristos renacentistas

Cristos barrocos, Cristos vanguardistas.

 Cristos de cristal y de mármol, de barro y de marfil

Cristos de madera, Cristos de seda sutil

Cristos de acero y de bronce, Cristos de plata

Cristos de hoja de lata.


Cristos en vidrieras ojivales y en sepulcros blanqueados

Cristos en palacios y en establos

Cristos en las torres y en las murallas

Cristos con faldones y con enaguas.

Cristos en iglesias, en ermitas y en cuevas

Cristos en los montes y en los valles

Cristos en los museos y en las calles

Cristos de “aquí no te muevas”.


Cristos en las praderas y en los caminos

Cristos en los íntimos camerinos

Cristos de platino y oro fino

Cristos en las bodegas del pan, el chorizo y el vino.


Cristos y más Cristos crucificados, alanceados y… ¡fusilados!

Cristos acorazados y acorazonados


Cristos de Última Cena y de Pasión en Getsemaní

Cristos para todos, para ti y para mí.

Cristos entallados balanceantes en el pecho

y en el lecho de la Muerte que acecho.


Cristos para dar y tomar

Cristos para sembrar el sendero de la vida en paz frutal

Cristos de hoy, de ayer y de mañana

Cristos inagotables como el agua de una fontana.


Cristos contra la guerra

Cristos contra la intolerancia

Cristos a pie de tierra

en la vejez y en la infancia.


Cristos fuertes, Cristos inmortales

Cristos resurrectos, Cristos ascendentales

a los azules celestiales siniguales

de los paupérrimos mortales.


Quedémonos con ellos,

besémoslos,

bellos, bellos/ nos hará nuestro Dios.


APULEYO SOTO PAJARES

Maestro, poeta, periodista, juglar




                      
                                                                   


   



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