6/18/2023

 NÚMERO 118. AÑO XIV

Oct. 2023


            


     EN SU SITIO
         
       


¡Peso y medida (teoría del conocimiento, por ejemplo) que ponga las cosas, cada una en su sitio!

Con frecuencia vemos que quien se quedó pequeño de estatura rabia porque desearía que cuantos tiene a su alrededor no levantaran dos palmos del suelo y se les pudiera llamar con todas las de la ley, enanos. Su pequeñez le pide eso, como si con ello pudiera añadir un codo a su menguada estatura.
Papini dice que el primero en señalar el leve inicio de una joroba en la espalda ajena es quien la tiene de camello o de pirámide egipcia.
El refrán acierta cuando dice que “el ladrón piensa que todos son
de su condición” y cuando afirma que “a la ruin oveja la lana le pesa” Y le pesa hasta la lana de los demás porque el ruin tiende a ver en todo ruindades; el estrecho ve estrecheces; el miserable, miserias... et reliqua.
Una de las misiones de la teoría de conocimiento de que venimos escribiendo largo y tendido en AFDA es precisamente la de colocar cada cosa en su sitio.

Tres muestras:


💥Estudiando Historia de la Filosofía no se puede despachar a filósofos y pensadores haciendo previa caricatura de su doctrina, reduciéndola a manejable para nuestros cerebros enanos (o, en el mejor de los casos, normales) y despacharla con cuatro lugares comunes. Su talla, si merecen figurar entre los geniales pensadores de su tiempo, será otra, más ancha y grandiosa, y habrá que esforzarse por ver en qué consiste su maravilla y genialidad.

  

💥Quevedo es conceptista (conceptismo: hiperbolización significativa de los conceptos) y habrá que instalarse en el conceptismo para tomarle su exacta medida. Góngora es culterano (culteranismo: hiperbolización metafórica de las palabras) pero de ninguna de las maneras ha de cargar con la chepa del “poeta oscuro” que se le señaló sin entenderlo. Góngora no hemos de decir que es “oscuro” ni más ni menos que un texto en alemán no se le puede tildar de “oscuro” de suyo si se desconoce el alemán. 

 

                                         

💥En Lope de Vega, que veía a Dios como Soberana Hermosura (“y cuántas, Hermosura Soberana, mañana le abriremos respondía...”) hay que estudiar y comprobar la gigante fascinación y el irresistible atractivo que para él ejercía la belleza. Si tropezó con las mujeres no fue por voluptuosidad rastrera y vulgar. Era flecha dorada que equivocaba el blanco, mariposa ingenua que se lanzaba al foco donde quemaría sus alas. Torpe e inexacto conocimiento de Lope es el de quien le piensa un plebeyo seguidor de mujeres.

 

                                           

Se mide la tela por metros, pero las carreteras por km lineales y los continentes por km cuadrados, mientras que las estrellas del firmamento hay que medirlas por miríadas y años luz. Todo en su sitio.

¡Peso y medida, teoría del conocimiento que ponga las cosas, cada una en su sitio!





   💥MAGISTERIO💥


💥MAGISTERIO💥


  

DON ANDRÉS MANJÓN


EN EL CENTENARIO DE SU MUERTE 



Si el espacio de este artículo fuera más amplio glosaría la imagen infantil de quien esto escribe cuando leía la vida de este pedagogo en el libro de lectura escolar y miraba su figura humilde a lomos de la borriquilla que le llevaba a los parajes del Sacromonte granadino. Pero no, no hay espacio para ello. Solo recordaré con admiración su figura en el centenario de su muerte, en 1923.

Para mí, Andrés Manjón, que tantas veces ha sido objeto de mi enseñanza con los alumnos de Magisterio, era un hombre entero, un educador nato y un pedagogo original. Aunque su adolescencia no fue en principio facilitadora de sus estudios y aunque la pedagogía de sus maestros invitase a todo menos a seguir sus pasos por el camino del magisterio, más pronto que tarde se encontró a gusto en el mundo de la educación.

Quizás no se sumó literalmente a alguna de las corrientes pedagógicas de los finales del siglo XIX europeo, sino que forjó, uniendo su visión de la realidad a las nuevas pedagogías, un modelo educativo original, creativo, activo, enraizado en lo más auténtico de la naturaleza. Los cármenes granadinos son un magnífico ejemplo de ello.


1. Que fue una gran persona lo mostró no sólo en su carácter sencillo, en su celo sacerdotal y en su dedicación a sus alumnos, sino en la grandeza de su corazón, tocado por los niños del Sacromonte, que vivían su desnudez y su pobreza, alejados de una mínima cultura y carentes de toda educación. El compromiso del catedrático de derecho de la universidad granadina con los más abandonados y marginados es prueba de que no sólo pasaba por los caminos polvorientos de entonces, sino que veía la realidad y se dejaba tocar por ella. De esta primera experiencia surgió su gran obra educativa. Cierto que no era esta la primera vez que sintió la llamada de la educación: la academia creada en Valladolid, aun cerrada por su evidente fracaso, quedó abierta en su espíritu y vigente en su gran corazón.


2. Contemporáneo de la Institución Libre de Enseñanza, creada por Giner de los Ríos en 1876, tuvo algunos rasgos parecidos en los métodos de enseñanza, pero no fue, sin embargo, simpatizante con su pedagogía liberal y laica. Fueron muchas las desavenencias y desencuentros con esta Institución, así como de crítica a las escuelas laicas. La educación de Manjón era radicalmente cristiana e intensamente española por patriótica. Su lema, el “Ave María”, unía de un modo gráfico estas dos dimensiones. La educación en el patriotismo venía a ser un eje en torno al cual había de girar la vida toda… Por eso detestaba todo lo que se alejara de la fe cristiana y de su acendrado españolismo. Su pequeña obra Las escuelas laicas pretendía desenmascarar las llamadas escuelas neutras, esas escuelas que, no atreviéndose a llamarse laicas, lo eran en realidad bajo el falso calificativo de neutras, en expresión de Manjón. El lenguaje de este folleto es duro y contundente, sin concesiones de ningún tipo. Leyéndolo uno conoce con claridad el pensamiento de Manjón sobre la ausencia de la religión en la escuela.


3. Una de las cosas que saltan a la vista, en el sentido literal del término, es el contraste entre las escuelas (públicas) de su tiempo y la novedad que ofrecían las de Manjón. A principio del siglo XX el ministro de Instrucción Pública presentó en el Congreso de los Diputados un informe sobre el estado de las escuelas primarias en España. La imagen que ofrecía era desoladora y denigrante a un tiempo. Manjón dio un giro radical (alguien lo llama revolución) en las escuelas por él fundadas: la oscuridad y el espacio lóbrego eran superados por la luz natural del patio o del jardín; la pasividad de los alumnos se convirtió en gozosa y alegre actividad de niños y adolescentes; la rutina y la monotonía de los maestros, en ágil presentación, y el memorismo y la repetición de textos u oraciones se convirtieron en palabras con sentido y en expresión de la propia experiencia. Quizás el gran público, también el pedagógico, esto es lo que aprecia y valora en el pedagogo Manjón: sus métodos activos e intuitivos y el estilo de su enseñanza al aire libre de aquel carmen en el que empezó su andadura.


4. El experto catedrático en derecho -cuya materia era más bien objeto de leyes y de complejas relaciones sociales- contrasta con la presencia y opción por la naturaleza (lo natural, la vida, lo espontáneo, el aire libre) y , por lo tanto, con lo natural del niño. Alejado de lo que la pedagogía más tradicional ofrecía a la educación de los escolares, Manjón optó por dejar que la naturaleza del niño se desarrollara sin artificiosidades y modelos cerrados. Por eso creyó en la libertad del educando y facilitó el camino de su propio desarrollo. Este no solo debía limitarse a recibir, sino a actuar desde sí mismo y para ser él mismo. No era un ser pasivo que “se deje hacer”. Manjón rechazaba esa pedagogía de algunos teóricos que consideraban la acción ejercida desde el exterior como el factor fundamental y decisivo para el desarrollo del niño: un vaso que se llena o el barro que se modela; para Manjón el niño es, por el contrario, "un ser activo con destino propio que nadie más que él tiene que cumplir, y con facultades propias que ningún otro puede permutar: al educador toca tomarle tal cual es, para perfeccionarle y ayudarle; pero de modo alguno puede reemplazarle y ocupar su puesto".​ Claro que este protagonismo no disminuía la presencia y la acción necesarias del maestro, a cuya formación también se dedicó con intenso celo.

Teódulo GARCÍA REGIDOR




   DIDÁCTICA


       DE NUESTRA ESCUELA  


En nuestra Escuela, con Juan Amós Comenio,

entendemos por Didáctica:

"el artificio fundamental para enseñar todo a todos,

enseñar con solidez, no superficialmente,

no con meras palabras"

                         

         (10) ¿PARA QUÉ EDUCAMOS?


Educación con sentido


Para nosotros la pregunta venía cargándose de sentido desde que pusimos pie en las aulas de La Salle que nos preparaban (de empezar a los 13 años, una media de cinco a siete de estudios) a ser maestros. Tenía ya excelente altura la carga de sentido tras esos años de preparación.

Con la articulación de la respuesta a esta pregunta se iban a ir echando los cimientos de roca de la Didáctica de nuestra Escuela.

La mayoría de las preguntas que nos hacen o que hacemos piden una respuesta que acaba con ella, no las trasciende. No es este el caso.


Precisemos. Una pregunta, una interrogación, tiene sentido cuando lo que se pregunta viene exigido por la naturaleza de aquello que se pregunta. En nuestro caso, el pleno sentido: se preguntaba por la educación y su pleno sentido. La respuesta nos comprometía de por vida.

¿Para qué educamos? Si la pregunta tiene sentido es porque, como maestros, necesitamos saber para qué educamos. Por lo tanto, quien no necesita saber para qué educa, quien no arde en saber para qué educa, no educa bien, porque no educa.

Los centros que se dicen educativos y pretenden estar en pie manteniéndose sobre su profesión de asepsia y distancia de toda transcendencia no educan, están reducidos al ras de su condición animal: de seres animales entre animales que le son inferiores. Es el caso de la Institución Libre de Enseñanza (que un tiempo se dio por ejemplar y cima educativa), que deja al hombre en el desamparo de su naturaleza psicofisiológica y defiende que el educador no tiene por qué llegar al fondo o al cielo del alma del educando, sino que ha de dejarlo absolutamente libre en el desarrollo de sus posibilidades, no más, sin que el ejemplo de su maestro o su palabra de oro de las verdades que le presente tengan que influir en el educando. Para quienes piensen como ella la pregunta “¿para qué educamos?” no tiene sentido.

En nuestra Escuela, sí lo tiene.

Carlos Urdiales Recio

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC





MAESTROS


                                                                
               Un maestro subió al Cielo

y le preguntó al Señor:

Tú, que eres nuestro consuelo,

¿por qué no bajas al suelo

y nos libras del terror?


           - Ya bajé a la Tierra un día

en el vientre de María

y salvé a la Humanidad

del pecado original

de Eva y de Adán.

              


- Pues ahora, ay Dios mío,

estamos tan mal que entonces…

y Tú, que bien nos conoces,

deberías redimirnos

de tan grande apostasía,

propia de nosotros mismos.

            


"Yo soy el que soy”, dijiste,

y así pues, nos redimiste.

Hazlo nuevamente Dios

y límpidos déjanos.

Y pues eres el que eres

y no hay otro como Tú,

¡oh Jesús, Jesús, Jesús!,

sálvanos, que bien pudieres.

Absuélvenos ya del mal

por el que a tierra vinieres,

ese pecado mortal

que tanto contaminó

a los hombres y mujeres

en este mundo traidor.

            

Yo soy ciertamente el

maestro que te imploró

clemencia para el humano

ser que te traicionó,

y sé que todo es ficción

de poesía de amor.


Baja a la Tierra, Señor,

una vez más y que nos…

subamos al cielo ya,

pues esperándonos estás

para allí adorarte, Dios,

por toda la Eternidad.

             


Maestro, Maestro fuiste,

además de Creador.

Me despido, mi Señor,

a tus pies dejo pendiente

mi candidez de doctor

y maestro permanente

como la del docto CUR

que me inspiró este poema

y merece por lo tanto que le ponga

SOBRESALIENTE, SOBRESALIENTE, SOBRESALIENTE.

Adiós, mi Dios,

tennos a los dos PRESENTES.


APULEYO SOTO

Maestro y poeta. Periodista. Juglar



                  

    Impulsos que tomamos cuando éramos estudiantes

 de la Escuela de Magisterio (1961 y ss.)

y conservan su nervio o lo depuraron.

                 

10 DECÁLOGO DEL EDUCADOR 


En la Escuela de Magisterio nos decidimos a ser escritores o al menos a escribir con estilo que no se notara. Entonces redactamos el decálogo que aun nos rige. Decía y dice:



1. Amarás tu lengua materna con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas imaginativas. Es la esencia de ti mismo.

2. No tomarás sus palabras en vano, porque cada una tiene su razón y su momento. No adorarás los anglicismos ni los galicismos ni otros ídolos extranjeros.

3. Leerás y releerás periódicamente las grandes obras literarias, que serán para ti fiestas de guardar perpetuamente.

4. Honrarás a los clásicos castellanos y al diccionario de la lengua todos los días de tu vida.

5. No matarás la sintaxis castellana.

6. No mancharás tu lengua ni tu pluma.

7. No hurtarás la obra literaria de tu prójimo ni su artículo ni siquiera su metáfora.

8. Escribirás sobre lo que viste, oíste y comprobaste tú mismo, sin mentir contra la verdad ni levantar testimonio falso contra la objetividad.

9. No desearás el estilo de tu prójimo.

10. No codiciarás la fama literaria ni envidiarás el aplauso o el dinero que producen las palabras ajenas.

Carlos Urdiales Recio

Maestro. Profesor de la Escuela de Magisterio La Salle

Emérito UCJC



      (VI) LO QUE APRENDÍ EN LA SALLE          

     Pedagogía que me ha marcado de por vida

 Realismo pedagógico

Desde su nacimiento en el siglo XVII la Escuela de La Salle se manifestó realista. Se leía en su tiempo en latín para iniciarse en la lectura. La Salle se pasó al francés, al método simultáneo, a insistir en los principales misterios en religión, a formar a los maestros en “seminarios de maestros para el pueblo” y formar con ellos una Sociedad, a redactar una pedagógica “Guía de las Escuelas Cristianas” que seguir (23 ediciones hasta 1903), a anteponer los clásicos franceses y europeos a los latinos y griegos, formación profesional, etc. etc.

El realismo de la pedagogía lasallana quien mejor lo estudió y escribió en síntesis de manera definitiva fue la doctora Ángeles Galino, primera catedrática de la Universidad española, cuando era Directora General de la Educación.

A mí, profesor de lengua, el realismo de La Salle me enseñó a desgramaticalizar su estudio. Cuando era alumno, le dábamos más importancia a los ejercicios de lengua, que ocupaban dos tercios de cada página del libro de Bruño, que a su teoría gramatical, el tercio superior. De mayor me enseñó a redactar y a hacerlo bien. La Salle tenía tradición de su “composition française”. Tanto fue así que con mi amigo Aurelio Labajo, amasados con las mismas harinas, nos atrevimos a componer el “Sistema Redacta”, primera vez que se hacía en Europa del aprendizaje de la expresión escrita un método graduado, progresivo que iba desde que el niño podía empuñar el lápiz hasta cuando pasaba a la Universidad o a la vida laboral. El Colegio de Licenciados de Madrid nos dio un año el primer premio de Investigación pedagógica por él.


Con su Aritmética Razonada La Salle me enseñó a resolver sin ayuda de incógnitas y otros mecanismos los problemas que luego vimos hechos mecano en el álgebra.

Nos enseñó que apenas si hay tema humano que no se pliegue al “modo gálico” de subdividirse en tres partes. Y si estas admitían subdivisiones, separarlas con números, 1, 2, 3 y 1.1, 1.2… 2.1, 2.2, 2.3…

El realismo afectaba a todo, incluso a los flecos del magisterio: a la presentación de los ejercicios y trabajos que habría de ser limpia, de ortografía impecable, redacción clara, con márgenes, igualdad de letra, tachados a regla de haberlos etc.


Carlos Urdiales Recio

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC

 



 💥ESTILO💥       💥ESTILO💥



  


EL ESTILO LO DELATA COMO PRODUCTOR DE ESTUDIOS


  • El estudiante produce estudios. Es su profesión. Es un trabajador, debe serlo. Su estilo lo delata como trabajador y como estudiante. 

      •  Produce estudios para sí y en beneficio de los demás.
      • En el colegio puede ocurrir que si a algún alumno se le pregunta por su profesión, responda rápido que aún no trabaja. Esto es un error. La profesión de un alumno es la de estudiante.

      • El arquitecto levanta casas, el médico cura, el panadero hace pan, el ciego vende cupones de la ONCE..., el estudiante estudia: ese es su trabajo, esa es su profesión, su estilo de hombre o de mujer.
      • La sociedad es una gran colmena en la que todos estamos en función de todos.
      • En la sociedad no debe haber zánganos, todos han de producir algo útil: casas, salud, pan, cupones de la suerte...
      • El estudiante produce estudios, es decir, esfuerzos para conseguir la verdad, ordenarla y expresarla.
      • A la hora de pedir cuentas, la sociedad, al estudiante, lo que le pide como tal es que produzca estudios.

CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Lengua y literatura

Emérito UCJC




EL ESTILO EN NUESTRA ESCUELA           (I)


 👧 El estilo del maestro es su estilo, suyo, personal, único, pero desplegado en abanico o en arco iris frente a sus alumnos crea una sinfonía de significados, germen de nuevos estilos, coro a tantas voces como alumnos. 


  👧 En busca de su propio estilo el alumno navega, la vela al viento, por las aguas del estar y del decir de sus maestros.

 👩 El alumno nauta va configurando su estilo personal y se ve en el espejo de las aguas de la Escuela sobre las que navega y, quiéralo o no, se mira en ellas.


 👧 En ocasiones, el estilo del maestro, con solo mostrarlo, es la paleta con la que pinta en el orbe de unas mentes sin formar, en su “tabula rasa” (la de Locke) y en el “white paper” (de la psicología).

 

👫 Si el maestro tiene estilo, sabe que una de sus doce virtudes como profesor es su silencio. Con su silencio hace de despertador y con él espabila y pone en pie el estilo que en silencio duerme en sus alumnos.

 👩 Y si habla, cuando convenga que hable, las palabras que les dice llevan en su vuelo y dejan tras de sí un aroma que les va a acompañar de por vida.


 👬 En el laberinto de las palabras del profesor con estilo sus alumnos se pierden gustosos.


👭 ☝ El autor de estas afderías tuvo en su juventud dos o tres profesores que en vez de palabras que nombraran realidades nuevas nos pasaban en sus clases y nos dejaban entre las manos realidades del tamaño de las estrellas y del impulso de dardos encendidos. 

✌ El asombro abrió desmesuradamente nuestros ojos entonces; siguen abiertos; ni los muchos años nos los ha podido mesurar. Y es que nos abrían el "topus uranus" de Platón y con ellos entrábamos en contacto con las "esencias" de las cosas. 

 

 👬De Max Scheler decían sus alumnos que había palabras especiales que siempre pronunciaba con particular encanto, estilo Max Scheler.


👬👬 En cuestión de estilo, el profesor que lo es de veras, es un arquitecto que levanta en sus alumnos la fortaleza de su estilo con palabras-piedra y conceptos-hormigón que nada ni nadie podrá demoler ni el tiempo derribar.

CUR

Maestro. Profesor de Escuela de magisterio

 Emérito UCJC


                            

                             Realidades del tamaño de las estrellas

                                                                   Palabras con particular encanto

                                                                                       Desplegado el arco iris,  sinfonía de significados




     💥NUESTRO LEMA💥    

                        

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1 comentario:

  1. Y magnífico tu DECÁLOGO DE LA LENGUA ESPAÑOLA. Apuleyo Soto Pajares

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